Los Ojos del Alma, segunda de catorce partes

A todos los afectados…

A todos los damnificados…

Del 31 de Agosto del 2008…

Una esperanza.

Los Ojos del Alma

Ricardo Urquidi Espinoza

Segunda de Catorce Partes

Al año de casados Veva se embarazo, la alegría llego a todos, en especial a Doña Trini, que a sus ya 60 años visualizaba su vejez cuidando a su futuro nieto o nieta.

El día del parto, en la clínica rural el nacimiento se complicó, el medico al salir de la sala de partos, cabizbajo comunica a Doña Trini y Rogelio: “ Señora, Señor… lo siento mucho Veva al momento del parto sufrió una Eclampsia, entro en coma, tuvo convulsiones y… lo siento mucho se nos fue, hice todo lo posible, pero se nos fue”, Doña Trini se desvanece, la instalan en la silla más cercana, llaman a las enfermeras, le aplican un sedante, Rogelio cuando asimila la situación, luego de que estabilizan a Doña Trini, angustiado pregunta: “ Y el bebe Doctor?”, “ La niña está bien, nació bien, la complicación se nos vino con Veva, era primeriza, batallo mucho, hizo mucho esfuerzo, le subió una barbaridad la presión arterial, lo más raro que durante el embarazo, no hubo síntomas de alta presión, no sé qué paso… lo siento mucho… si quiere ver a su hija está en maternidad”.

Conforme transcurrieron los días, la salud de Doña Trini se fue estabilizando, en los funerales de Genoveva prácticamente todo el pueblo asistió, por prescripción médica, Doña Trini no acudió, al pasar los días, Rogelio se refugió en el trabajo incapaz de cuidar una hija recién nacida, la abuela fue la que, con llanto, a fuerza de mojar con sus lágrimas los pañales se hizo cargo en silencio del infante.

Al cumplir el año de vida, la niña Rocío no hubo fiesta, cumplir años el mismo día de la muerte de su madre, era un torbellino de emociones, siempre con la consecuencia desvastadota que traen los recuerdos, la imagen eterna del hospital, de la vestimenta del doctor, de la gente arremolinada por el morbo, por la desgracia, por la solidaridad.

Taciturno Rogelio se volvió huraño, su carácter empezó a cambiar, se alejó de sus amigos, solo se concretaba al trabajo que ya no lo hacía con la misma dedicación y al hogar a estar con su hija y su suegra.

Dentro de ese marasmo familiar, solo rescatado por Rocío, una niña con los mismos rasgos de su madre, alegre, risueña, siempre dispuesta a expresar su cariño, inseparable de los brazos y manos de su abuela Doña Trini, navego Rogelio hasta que llego otra mujer en su vida: Gregoria Nava enfermera, originaria de la capital de Durango, otra profesionista asignada a trabajar en el área rural, a esos empleos que muy pocas personas aceptan por su lejanía y que precisamente fuera parte del equipo médico que asistió a Veva en su parto, con el paso del tiempo Gregoria, nativa de Santiago, acudía con Rogelio a reparar y dar mantenimiento a su auto compacto, la enfermera en una ocasión con términos coloquiales le explico a Rogelio las circunstancias tan imprevistas de la muerte de su esposa, la relación al principio de compasión por el infortunio de Rogelio, se volvió en una amistad, para luego convertirse en salidas nocturnas, al amparo de la noche, evitando las miradas de los habitantes, al final ocurrió lo inevitable, la relación se hizo público y los más disímbolos comentarios empezaron a circular sobre la figura de Rogelio, algunos lo evitaron por su vieja amistad con Doña Trini, otros los comprendieron y justificaron.

La pareja no aguanto la presión social, aunado a ello el trabajo de Rogelio empezó a decaer en clientela y en calidad, por lo que los dos comenzaron a buscar alternativas para vivir juntos, así nació la oportunidad de un trabajo en Ciudad Juárez, con excompañeros de la constructora donde laboraba Rogelio, los dos creyeron que era una opción viable, ya que en el sector salud por comentarios de amigos de Gregoria, se sabía que no era difícil conseguir un empleo.

Para Rogelio no sería difícil la mudanza, desde su boda con Veva, los dos por mutuo acuerdo decidieron vivir en la casa de Doña Trini, Rogelio no tenía más que la ropa de equipaje y su hija.

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