Felipe Roman y el 94

Felipe Román y el 94

La Pera del Olmo

Ricardo Urquidi

Corría el año del 93 del siglo pasado, era época de vacas flacas, los apostadores cansados de perder con los Mineros aun cuando apostaban en contra, se olvidaron por unos momentos del rey de los deportes, prácticamente a nadie le interesaba tomar las riendas del Comité Regional del Beisbol, así paso el invierno, hasta que llego el momento de organizar la Liga Regional del 1994.

Felipe Román llego al relevo en medio de la austeridad, por lo que la convocatoria fue sobria, se armó un equipo de trabajo, incluyendo a un servidor como Compilador de la Liga, los equipos acostumbrados a que la dirigencia les pagara o ayudara con peloteros foráneos, vieron con frustración que se la tenían que rifar con sus veteranos y jóvenes locales, así comenzó una temporada con puros jugadores locales, a la liga se inscribieron: La Sección Once, El Frisco, El Valle, Tacos Chagos, Coca Cola, Ayuntamiento de Valle de Zaragoza, Seguridad Pública, Taxi Aéreo Mexicano

La más digna representación de lo que vendría en el Estatal fue Tacos Chagos, dirigido por Mano Muñoz, con veteranos y jóvenes promesas, el equipo de Chago de la Rosa era el ejemplo mas vivo de los demás equipos, nominas delgadas alejadas de la farándula que siempre da tener en las tribunas a los profetas de los resultados, que en su infinita sabiduría en ocasiones hasta los line ups mandan al dogout, Felipe no tuvo ese obstáculo, ese canibalismo tan característico del parralense que aun perdura, como vil copia de Nostradamus se aventuraban a afirmar como confiables adivinos que la Furia Gris no iba a pasar a los playoffs, simplemente lo dejaron trabajar.

Al llegar el Estatal, la Cuarta Zona de acuerdo a sus posibilidades armo un equipo, no para competir por un título, en el firmamento de la liga, estaban los Faraones de Casas Grandes con Longoria, el Cañón López, Huasequi  y compañía, eran los super favoritos sin haberse cantado el playball, ah! pero como el inolvidable Domingo Salcido analizo conforme avanzo la temporada: “Es un equipo extremadamente joven para la categoría en que se desenvuelve, es un equipo alegre, veloz y, como todos los equipos bisoños, es extremadamente impredecible”.

Y Felipe con su equipo de colaboradores a sabiendas que en cualquier momento se iba a pagar el noviciado, que con todas las fallas del mundo la posible eliminación estaba a la vuelta de la esquina: un solo abridor para toda la serie, el setenta por ciento del equipo tenia 20 años o menos, fallas en el line up, sin relevo largo, pero con una coincidencia: todos eran producto de Parral, Santa Barbara, El Oro y el Valle, lo que provoco hacia el interior del equipo una fortaleza mística, una conjunción de todas las virtudes y defectos que hemos arrastrado en el diamante, que aun a 26 años de distancia se nos eriza la piel tan solo en pensar en cada detalle de aquel campeonato inolvidable.

Los que ganaron en el terreno de juego fueron los peloteros, pero el que junto con un equipo de trabajo logro las condiciones ideales para lograr la hazaña, para que toda aquella generación de jóvenes jugase sin presión, fueran irrespetuosos con los monstruos rivales, lo hicieran porque simplemente no conocían la palabra: intimidación, que lograron un título que en el futuro será difícil o imposible de repetir por cualquier zona, inclusive Parral, fue Felipe Román.

Desde aquí hasta donde se encuentre mi reconocimiento a Felipe Román por ese título que ya nadie nos puede igualar y que las jóvenes generaciones de peloteros nativos que llegan a portar la franela de los Mineros, sin lugar a duda lo tienen como una referencia de nuestra grandeza.

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